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Predicaciones

El Reino de Dios y el servicio

Predica compartida el domingo 15 de marzo.

Una vez que hemos recibido el gobierno de Cristo en nuestra vida, y somos trasladados al Reino del Padre, comienza una transformación de todo nuestro ser, no solo es transformado nuestra forma de pensar, nuestra alma y nuestro cuerpo, sino también; el estilo de vida que llevamos. Durante este proceso, el Espíritu Santo revela a nuestro espíritu el propósito por el cual El Padre nos ha escogido para estar en esta tierra, proceso que se extiende durante gran parte de los años de vida que tenemos por delante, perfeccionando la buena obra que Dios ha comenzada en nosotros.

Así mismo, las escrituras nos enseñan que si bien existe un trato individual del Padre hacia cada uno de nosotros, pertenecemos a un CUERPO y el propósito de Dios siempre será extender su favor y gracia hacia un colectivo de personas, y que ellos puedan vivir el Reino. 

 

Es por causa de Su Reino, que al Señor le ha placido que usted y yo estemos en este lugar, a esta hora y sirvamos en Su Reino en esta casa. Entendiendo también que de la misma manera como nuestra vida ha recibido transformaciones, como Iglesia hemos tenido y seguiremos teniendo que atravesar por procesos, cambios y transformaciones que nos llevaran a cumplir lo que El Padre ya ha establecido para este pueblo desde la eternidad.

          

Teniendo en claro que por causa del Rey y Su Reino tendremos que atravesar por procesos que nos harán escalar a un nivel mayor, por lo que debemos ser hijos entendidos y discernir el tiempo que vivimos, estando dispuestos para arrancar, destruir, arruinar y derribar, para también  para edificar y plantar (Jeremías 1:10).

           

Como Igleisa debemos de entrar en un tiempo de reflexión, de evaluar lo ¿que hacemos?, ¿como lo hacemos?, ¿y por qué lo hacemos?, con el único fin de perfeccionarnos y avanzar al siguiente nivel que El Padre tiene preparado para nosotros. 

 

El apóstol Pablo enseña en las escrituras al hablar de los dones, que ellos son parte de nuestra naturaleza y son ellos los que nos ayudan a perfeccionarnos, a través de un proceso de transformación y disposición de ser transformados.

 

Es importante entender, que El Padre al pensar en nosotros, nos ve como instrumentos para aquellas personas que aún no han sido alcanzadas.  Sin lugar a duda, aplaudimos los éxitos que hemos logrado alcanzar, honramos a lo que merece honra, valoramos y agradecemos el trabajo que usted hace, y por amor al Rey, al Reino, a usted y nuestras generaciones, es que detallamos  algunos principios claves para nuestro progreso en el Reino.

 

Lo primero que tenemos que hacer es preguntarnos, ¿Cual es la razón por la cual sirvo?,

En el libro de Marcos 10:35 al 45, habla sobre una petición realizada por los discípulos Jacobo y Juan de sentarse al lado de Jesús, una vez que este estuviera en el Reino Celestial, y la respuesta de Jesús fue: verso  "Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor;  y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos, porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos".

 

Jesús mismo fue el mejor ejemplo del servicio, El estando en la tierra era el ejemplo de la vida de Reino, donde el servir dándose por los demás, era algo indispensable. Jesús les enseñaba a los discípulos, que solo se llega al nivel más alto cuando logras servir a otros, no cuando tienes una posición, un nombre o estas entre los personas de gran reputación. En el Reino tu grandeza es medida de acuerdo a tu servicio, no de cuanto sirves, sino de cómo sirves, si sirves al punto de entregarte por los demás.

 

Si el mismo Hijo de Dios sirvió a todo aquel que le necesitaba, sin hacer acepción de persona, sin tomar en cuenta su condición social, edad, raza, sexo y sin juzgar, ¿como nosotros no hemos de servir de la misma manera?

 

Es crucial entender que en el Reino:

1.- Servir es un estilo de vida, es una actitud y una relación.

El servicio jamás puede ser algo impuesto, servir con voluntad propia, por el bien del otro, perfecciona al que sirve. Es decir, que en la medida que tú sirves a otros, tu capacidad para vivir de acuerdo al Reino se hace mayor.

La manera como servimos, habla mucho de nuestro estilo de vida y del tipo de relación que tenemos con Dios. Porque una personas que conoce el corazón del Padre, ama el servir a otros.

Por lo que cabe preguntarnos,  ¿Es mi servicio un reflejo de la naturaleza de Dios?.

 

2.- Nuestro servicio debe de ser sincero.

En el ser humano posee algunas necesidades esenciales, dentro de las cuales se encuentra la auto realización, muchos han entendido que auto realizarse tiene que ver con tener un título, una profesión, un negocio prospero, porque tiene casa, carro, familia, viajes, y muchas cosas más, cuando la verdadera autorrealización tiene que ver con  la capacidad de mantenerme firme a pesar de las circunstancias y de poder darse a otros, como consecuencia de tener un hombre interior fortalecido.

Muchos pretenden servir a otros, cuando ellos mismos no se sienten lo suficientemente seguros, capaces y auto realizados. Recuerden que nosotros damos a otros, lo que hemos recibido de gracia. Una persona emocionalmente no puede servir, puede prestar un servicio, y para servir se necesita más que prestar un servicio.

Por lo que cabe preguntarnos, ¿Qué tipo de servicio estoy dando a los demás?.

 

3.- Al servir, las personas desarrollan y consolidan principalmente cuatro hábitos buenos:

  • Generosidad, olvidarse de uno para interesarse en los demás.

  • Discreción, servir, sin ostentar, sin hacer sentir mal a quien se sirve.

  •  Prudencia, servir cuando o/y como se debe servir.

  • Amor, al preocuparse por darle a cada quien lo que necesita sin esperar recompensa.

 

Algunos sienten que han “servido a Dios” por haber estado en la reunión dominical, pero realmente somos nosotros quienes hemos sido servidos por el ujier, maestros de escuela dominical, el predicador, etc.

Por lo que cabe preguntarnos, ¿Cuales de estos hábitos se manifiestan en mi vida?.

 

4.- El servicio es obediencia agradable y agradecida al Padre, expresada en actos de  amor al prójimo

Las escrituras en el libro de Filipenses 2:4-8 dice: “No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”

 

El servicio para Cristo aunque implico un sacrificio físico, para él no fue un sacrificio, fue un acto de amor. Él amaba servir a los demás, sanar a los enfermos, liberar a los cautivos, dar vida. El realmente se complacía en llevar a cabo actos, que orientaban a las personas a buscar al Creador.

 

El servicio que cada uno de nosotros debe convertirse en un acto de amor, de entrega, de placer y disfrute cuando damos nuestra vida, para que otro logre acercarse al creador. Usted debe entender que TODO lo que dice y hace, mientras sirve a otro, refleja su corazón y su calidad de servicio. Podemos ver que Jesús al servir, no criticaba, ofendía, ni perdía los estribos con las personas que servía, por más difíciles que fueran, el simplemente servía con amor.

Por lo que cabe preguntarnos, ¿Es mi servicio un reflejo de amor al prójimo?.

 

5.- En el servicio, si usted puede llevarse bien con la gente, puede ser un líder eficaz.

El liderazgo es lo que se hace en relación con las personas, no algo que se “hace a la gente” o “por la gente”.

El liderazgo relacionado con el crecimiento de la iglesia no es nada más que trabajar “con” y “por medio” de las personas para llevar a cabo la expansión del Reino.  Por lo tanto, las personas son el recurso de mayor importancia para el crecimiento. Para ser un líder eficaz, se tiene que creer fundamentalmente en el valor de las personas. Estas no son objetos o simplemente trabajadores para ser mandados.

Si alguien reconoce tu liderazgo, es porque pudiste influenciar a otros.

Colosenses 3:23 y 24 dicen: “Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente. Recuerden que el Señor los recompensará con una herencia y que el Amo a quien sirven es Cristo". (Nueva Traducción Viniente)

Por lo que cabe preguntarnos;  Serviríamos al Padre como hemos servido a los hombres?.

 

El servicio es un principio inquebrantable en el Reino, y requiere que al servir lo hagamos de manera sincera, entregando lo mejor de nosotros, siendo obedientes y agradecidos con Dios, cumpliendo con el mandamiento de amar al prójimo como a nosotros mismos y dándole valor a su vida. Si el servicio que hemos estado brindado en la Iglesia o en el lugar donde trabajamos no se encuentra al nivel que lo haríamos si estuviéramos sirviendo al Rey de Reyes y Señor de Señores, entonces es tiempo de reflexionar y hacer los cambios que tengamos que hacer.

 

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